top of page

Boxeo Tailandés

EL PERSONAJE DE LA SEMANA – CRISTIAN BOSCH

“Cuando me subí al ring por primera vez, sentí que era lo que quería hacer para toda la vida”

 

-¿Cómo cuáles?
-Viaje mucho, no me puedo quejar. Pero ya de más grande, Tailandia me cambió la vida, la manera de mirar el deporte. Ellos tienen una cultura muy distinta a la nuestra, y la verdad que fue algo que me cambió la cabeza por completo. Allá aprendí muchas técnicas y cosas que fui tomando tanto para mí como para mis alumnos. Además aprendí a disfrutar la vida y no hacerme la cabeza por cosas que no tienen importancia, es una cultura muy interesante. Hasta me hice algunos tatuajes allá.


-De chico no tenía difusión el deporte, ¿Quiénes eran tus referentes?
-Mis ídolos eran los que habían sido campeones argentinos. Era muy difícil llegar a otro país porque no se tenía llegada. Y un campeón argentino no tenía más de seis peleas, y con tres defensas ya eras dios. Pero por suerte eso cambio.


-Y vos tuviste mucho que ver con eso…
-Sí, un poco. Después de salir campeón sudamericano en el 2006 allá (derrotó al brasileño Marceo Navarro, en el primer round, en Brasil), fui consiguiendo más difusión, pero todavía no se me daba la posibilidad de salir campeón del mundo que fue mi próxima meta.


-¿En cuánto influyó el ingreso de la televisación en tus logros?
-La televisión me ayudó mucho a crecer, sobre todo en cuanto a lo económico para poder hacer viajes y ese tipo de cosas para perfeccionarme. Ahora se está haciendo muy conocido todo y viene bárbaro.


-Hasta actuaste en la TV (“sos mi hombre”) este año…
-Ja, sí, fue muy divertida esa experiencia, pero no es lo que más me gusta.


-¿Siempre soñaste con algo grande?
-Siempre me fui poniendo objetivos a corto plazo y se me fue dando todo. Después de esperar mucho tiempo se me dio la posibilidad de pelear por el título mundial en 2011 con un groso del deporte y lo maté (campeón del mundo de Muay Thai de los pesos pesados de la CMB al vencer al mexicano Raúl ¨ Terminator ¨ Romero por KO a los 20 segundos del primer round). Fue una emoción bárbara. Conseguí algo impensado para este país, pero yo siempre me tuve fe y entrené para salir campeón de todo lo que peleé.


-Ya habiendo conseguido todo, ¿Cuáles son tus objetivos ahora?
-Voy a hacer alguna pelea más de MMA y como luchador todavía tengo dos objetivos importantes: recuperar el título del mundo CMB de Muay Thai, y después, hacer una defensa en el estadio nuevo de Morón. Es mi ciudad y quiero defenderlo acá y estoy seguro que se va a llenar. Y como entrenador conseguí un montón de cosas. Estoy muy orgulloso de eso, a mí como que no me importa perder mi próxima pelea, yo ya conseguí un montón de cosas y siento que estoy hecho, pero me vuelve loco ver a los chicos ganar cosas e ir a pelear con ellos a otros lugares.


-¿Cómo es convivir con esas dos facetas?
-No es fácil, pero tampoco difícil. Es algo que me gusta hacer y lo voy a seguir haciendo hasta que me canse o no sirva más.


-¿En qué te modificó tener este espacio en el Club para entrenar?
-El cambio del gimnasio fue muy importante. Yo antes laburaba en Merlo, Castelar y Haedo, y que me dieran el espacio que me dieron fue muy bueno. Pude centralizar todo acá y crear mi propio gimnasio profesional. Estoy orgulloso de eso. Dentro de poco le voy a poner más bolsas, y hacerle algunas cosas nuevas.


-¿Quiénes pueden practicar el deporte? Porque hay algunos mitos…
-Cualquiera puede venir y entrenar, hay muchos que les da miedo pelear, pero no se los obliga para nada. Acá mucha gente viene porque el entrenamiento en sí es muy completo y para todos hay lugar.

El recientemente peleador de Artes Marciales Mixtas nos cuenta sus comienzos, sus próximos objetivos y algunas anécdotas del deporte que lo tiene en lo más alto del país.



Soltero, padre de un chico de 3 años, 95 kilos aproximadamente -muy bien camuflados dentro de ese cuerpo que parece lánguido-, pelo largo -hasta la cintura casi-, tatuajes por doquier y un carisma que lo distingue por sobre el resto. Si se lo define así, es difícil darse cuenta que por los pasillos del Club camina un hombre de las artes marciales, rudo por naturaleza.
Pero sí, él es un campeón del mundo en el deporte (títulos en Muay Thai y Kickboxing), pero más en la vida. La forma de tratar al otro, el compañerismo, la voluntad, predisposición y amabilidad, hacen de Cristian Bosch una persona con todas las letras. “Siempre hay que hacer lo que a uno le gusta”, es su lema, y por eso es que hoy está donde está, incursionando en las Artes Marciales Mixtas.
Sus títulos no lo suben a la fama, todo lo contrario. “Yo soy feliz así. Con lo que tengo estoy bien”, dice con una humildad que lo caracteriza, y prueba un bocado del salteado de verduras que pidió, acompañado con una gaseosa light: “siempre me cuido, ja”.
Campeón no se nace, se hace, y La Serpiente Bosch, como le puso su entrenador cuando arrancó, es un fiel reflejo de eso en todas las facetas de su vida.
“Arranque de chiquito, a los seis años con Judo, después hice Karate dos años, a los 13 arranque con Sipalki y a los 15 con Kickboxing, que fue lo que más me llamó la atención. Cuando me subí al ring por primera vez sentí que era lo que quería hacer para toda la vida”, cuenta quien tiene más de 100 alumnos en su moderno gimnasio.


-¿Qué pasó cuando les dijiste a tus papás que querías hacer esto?
-Al principio se pensaban que era solo defensa personal, pero cuando fueron a verme a un torneo, mi vieja no quería saber nada. Se quería morir.


-¿Por qué arrancaste con estos deportes?
-Yo empecé porque me apasionaba mucho, me gustaba mucho entrenar, pegarme, y cada vez fui andando mejor. Antes estaba lleno de profesores sin ninguna pelea y yo los consideraba como chantas, pero por suerte pude viajar mucho y aprender muchísimo en otros lados también.

bottom of page